Yoga Dinámico: unidad en la diversidad

Yoga en su sentido más profundo significa Unidad. Esto no es sólo unidad de cuerpo y mente, de materia y espíritu, sino también unidad de finito e infinito, particular y universal: la unidad irrevocable de toda la existencia.
Que tales profundidades puedan revelarse a través de la práctica física del movimiento del cuerpo a la quietud, en la conciencia de la respiración, es una expresión directa de esta unidad. La práctica de posturas de yoga es tan poderosa y fructífera porque existe esta unidad. Las posturas de yoga producen lo que producen porque realmente no estamos separados ni perdidos, incluso aunque a veces pudiéramos sentir que lo estamos.

La cualidad más evidente de la vida puede resultar su diversidad, su complejidad, pero su cualidad más sutil y profunda es la sencillez de una unidad que subyace a toda esa diversidad.La vida en esencia es una totalidad indivisible,una totalidad que no se revela fácilmente a las tendencias fragmentarias de la mente humana, pero que sin embargo está presente, y de la cual ningún elemento puede ser extraído o substituido por pequeño o grande, evidente o sutil que sea, y esa totalidad permanece.

Una totalidad que por tanto no puede ser de ninguna manera diferente al modo en que está sucediendo realmente. Esto es clave para yoga: dentro de la dinámica del cambio constante de la vida, nada necesita ser cambiado porque todo está cambiando siempre hacia y como totalidad. Yoga no es una técnica de automejora, no es un remedio ni una terapia, es una revelación de las sutilezas más profundas y satisfactorias de la vida.

La totalidad de la vida se expresa y refleja en la unidad del ser humano. Al tiempo que la unidad inherente del ser humano es multidimensional, es contextualizada claramente en la integridad del cuerpo humano. Las separaciones que podemos hacer entre mente y cuerpo, entre impulso y razón, deseo e intención, son hechas en la mente. Las separaciones hechas históricamente entre materia y espíritu, también.

Unidad subyacente en la vida
Si el cuerpo humano, en su totalidad, no puede ser considerado y apreciado como un templo, yoga nos eludirá y será reemplazado por retorcidas mitologías basadas en la esperanza y el autoengaño. No hay fórmula más potente para la manipulación y la desesperación que el separar el cuerpo de la mente, poner lo físico contra lo espiritual. Dentro de la unidad de la vida, cuerpo y mente, materia y espíritu son las dos caras de la misma moneda, el indivisible continente y contenido del ser humano. La clave para la totalidad en vida, para ser humano plenamente, ha de ser encontrada en el cuerpo, en la integridad inherente que sustenta y determina cada uno de nuestros actos y experiencias.

El cuerpo humano no debiera subestimarse. No es sólo el fruto más refinado de miles de millones de años de evolución, sino la capa superficial por medio de la cual la unidad de ser humano se expresa a sí misma como una expresión particular de la unidad más profunda de vida.

Dentro de esta cubierta orgánica se dan y funcionan las sutilezas más profundas de ser humano. Intimidad (brahmacharya) sensible (ahimsa) honesta (satya) abierta (asteya) y generosa (aparigraha) en el cuerpo humano revelan su integridad, y en ella se aclaran las profundidades y sutilezas de ser humano, donde se encuentra la Unidad, sentida, vivida y disfrutada.