DINÁMICA ESPIRAL

La dinámica de formación, crecimiento, estructura, movimiento y expresión

El cuerpo humano no es un artefacto, es el fruto más espectacular de millones de años de evolución. La integridad inherente del cuerpo siempre funciona y se expresa a sí misma, lo hizo, lo hace y lo hará. Pero solo lo hará nutritivamente si nuestros hábitos e intenciones no lo debilitan. Esto hace la práctica de yoga un proceso de invitar y permitir en lugar de que exigir o imponer.

Esto no requiere que cada articulación y músculo sea llevado a su máximo rendimineto potencial. Se trata sencillamente de establecer una integridad de acción habituada. Una vez que esta integridad funcional ha sido orgánicamente incorporada como un imperativo somático, el impulso innato a totalidad e integración en toda célula viviente del cuerpo la aprovechará para producir integridad estructural en nuestra práctica en su propio momento.

En la práctica integrar el cuerpo requiere que la contracción muscular sea organizada de modo que genere simultáneamente estabilidad (sthiram) y facilidad (sukham). Esto se establece por medio del mecanismo de oposición: donde diferentes acciones y partes del cuerpo se estabilizan las unas a las otras a través de resistencia equilibrada. Esto genera una dinámica espiral que es la expresión natural de los bandhas.

La musculatura humana funciona espiralmente. Los pares de músculos complementarios nunca actúan aislados. Dos capas interactivas de músculos se espiralizan de los pies a la cabeza, y se resisten, complementan y equilibran la una a la otra. En este mecanismo, la dinámica espirálica de la dualidad, y la complementareidad de oposición se expresan simultáneamente en todas nuestras acciones.

En el cuerpo, los movimientos que toman el recorrido más corto, y usan el mínimo esfuerzo, describen un arco espiral y no una línea recta. Así que aunque los principios geométricos de Euclides pudiera servir al arquitecto, no describen el funcionamiento de la musculatura humana, que expresa y requiere una dinámica espiral. Es la expresión universal de la naturaleza curvada de espacio-tiempo descubierta por Einstein. Una curvatura que es causada por la gravedad. Esta dinámica espiral no es única a los seres humanos, sino para toda vida. No exclusiva a la vida orgánica, sino para todo fenómeno.

La espiral es la dinámica de formación, crecimiento, estructura, movimiento y expresión: es la dinámica de vida en sí. La dinámica espiral de la doble hélice se encuentra en todas partes. Gobierna e integra no solo la formación macrocósmica de las galaxias, y la formación microcósmica del código genético, sino también el crecimiento de los organismos y los movimientos de los planetas. Se encuentra en el corazón de la integridad estructural (una galaxia, el cuerpo) y la integridad funcional (las órbitas planetarias giratorias, la integridad de las posturas de yoga). El cuerpo humano y sus miembros se forman espirálicamente en la matriz. La espiral es también la tónica estructural del cuerpo humano, se encuentra en la forma del corazón, en el oído interno, así como en cada hebra o cadena de adn.

Las dinámicas espirales de integridad son central a la práctica de postura de yoga. La de los pies y las piernas (padabandha) integra la parte baja del cuerpo a través de la pelvis y en la columana vertebral. La de las manos y los brazos (hastabandha) integra la parte superior del cuerpo a través de la caja torácica en la columna vertebral. En combinación integran la columna a través de la relación entre la pelvis y la caja torácica. Sin la unificación de la dinámica espiral de la integridad, la práctica de las posturas de yoga es ineficaz: o bien carece de integridad o queda estancada en la busca de detalles inconexos.